El Obispado de Mallorca y Air Europa han presentado esta mañana el avión de la aerolínea rotulado con el nombre de Ramon Llull, un Airbus 330 que operará rutas internacionales.
Con este avión, la aerolínea del grupo Globalia ha querido sumarse a la conmemoración del 700 aniversario de la muerte del beato mallorquín y contribuir a la difusión de su mensaje y de los valores que promulgaba.
Esta presentación del avión Ramon Llull se enmarca en el acuerdo de colaboración firmado a finales del pasado año entre Monseñor Javier Salinas, Obispo de Mallorca, y la directora general de Air Europa, María José Hidalgo, con el objetivo de divulgar la figura universal de Ramon Llull y transmitir a la sociedad la importancia tanto de su persona como de su testimonio.
El Obispo de Mallorca y el director de marketing de Air Europa, Imanol Pérez, han descubierto el nombre del beato mallorquín en el fuselaje del Airbus 330, en un acto celebrado en el hangar de Globalia en el aeropuerto de Son Sant Joan, y han resaltado la importancia de este personaje universal que fue un apasionado viajero.
Dentro del mismo acuerdo, Air Europa ha proyectado también en sus vuelos nacionales e internacionales un video dando a conocer la figura y los lugares lulianos por excelencia de Mallorca y su trascendencia en la historia del pensamiento universal.
Con estas iniciativas, nos sumamos a la celebración de esta importante efeméride y apoyar las distintas actividades organizadas con motivo del Año Ramon Llull.
Ramón Llull y sus viajes
Recorrió bastantes lugares del Mediterráneo en una época donde las cruzadas e invasiones violentas, intercambios comerciales y culturales eran muy activos entre las dos orillas. Concurrió en distintas ciudades de lo que hoy conocemos como España, Francia, Italia, Túnez, Turquía, Argelia, Chipre e Israel. Resulta cuanto menos sorprendente la multitud de sitios teniendo en cuenta los medios de transporte de la época.
Tres eran los objetivos de sus viajes: lograr financiación de reyes y papas para llevar a cabo su tarea misional, promulgar su método filosófico y teológico y, por último persuadir a los no cristianos inculcándoles la fe cristiana.
Viajar en la Edad Media
A pesar de que en la Edad Media no existían los medios de transporte actuales, la gente viajaba mucho. Eso sí, no era empresa fácil, los trayectos se realizaban a pie, de sol a sol recorriendo una media de 25 kilómetros diarios. Los que tenían la suerte de tener un caballo rondaban de los 60 a 100 kilómetros por lo que cruzar un país podía llevar de 15 a 20 días. Cuando se viajaba por mar dependía mucho de las condiciones meteorológicas y las paradas que tuviera que hacer el barco, de esta manera de Tunéz a Mallorca 2 ó 3 días, de Génova o Pisa una media de 7 días.
Debido al mal estado de los caminos viajar con carros se reservaba para trayectos cortos.
En aquella época el vino era la bebida más recomendable para viajar ya que había escasez de agua potable.
Se navegaba normalmente siguiendo la costa lo que se conocía como navegación de cabotaje, en caso de condiciones meteorológicas adversas se podían refugiar en algún puerto. Por el día se guiaban por la posición del sol y la suelta de pájaros, de noche por las estrellas.