Los artistas de Nueva York son la versión más americana del rey Midas de la mitología griega. Todo lo que tocan lo convierten en oro. Barrio en el que viven, barrio que se lleva la medalla del más cool de la gran manzana. Así se ha escrito la historia del Soho.
Debe su nombre a la calle que limita al Sur del distrito: South of Houston. El Soho siempre ha marcado tendencia. Fue hace varios años cuando impuso la moda de utilizar acrónimos para los vecindarios de Nueva York. Más tarde le siguieron, NOHO (North of Houston Street), TRIBECA (Triangle Below Canal Street) y NOLITA (North of Little Italy), entre otros.
Este barrio ha vivido momentos de decadencia y esplendor a partes iguales a lo largo de su historia, pero siempre al antojo de los artistas neoyorkinos. En 1860, los ricos empresarios que vivían aquí abandonaron el área y el Soho se convirtió en un conjunto de grandes superficies construidas a base de hierro colado, un material muy económico y aparente. Este tipo de construcciones pasaron a llamarse Cast Iron Buildings (edificios de hierro colado) y son el motivo por el que 26 bloques del barrio fueron nombrados distrito histórico en 1973.
Los identificarás enseguida gracias a sus fachadas de estilo renacentista y barroco. No hay pérdida, hay más de 500 en la ciudad y la gran mayoría se concentran aquí. Por si acaso has ido paseando sin prestar mucha atención a tu alrededor, te dejo un par de pistas de los más conocidos: el que se encuentra en Grand Street, entre Lafayette St. y Broadway. Un must es también el Little Singer Building (cerca del cruce de Broadway y Prince St.); o el conocido E.V. Haughwout Building en Broadway con Broome Street, que fue además el primer edificio del mundo que tuvo ascensor a vapor.
Hay algo más que hace de estos edificios algo único, y son sus famosas escaleras exteriores adosadas a la fachadas. Seguro que las has visto antes, ¿Quién no ha soltado alguna lagrimita con la película de Ghost? Yo la he debido de ver unas 12 veces, y gracias a eso cuando estuve en el 102 de Prince Street enseguida supe que ese era el apartamento en el que Patrick Swayze y una joven Demi Moore vivieron la historia de amor más apasionada de los años 90. Ahí mismo está también Crosby Street, el callejón en el que tiene lugar el momento más duro de la película, cuando asesinan a Patrick.
Mientras el Soho permanecía deshabitado, en otras zonas de la ciudad el precio de los alquileres se había disparado. Fue entonces cuando llega una segunda oportunidad para este barrio y de nuevo se coloca en el punto de mira. Pintores y artistas se enamoraron de los asequibles precios que el barrio volvía a ofrecer. Ellos supieron ver más allá de las apariencias, y donde solo había viejos almacenes, visualizaron imponentes lofts y una gran oportunidad de vivienda. Eran habitaciones de un solo espacio, amplias, luminosas, y con grandes ventanales. Era el renacer de un viejo barrio convertido en epicentro del arte y el glamour. El Soho que hoy conocemos.
Sigue paseando, aún queda mucho por ver. Si eres de los que camina mirando alrededor, y no a su teléfono móvil, descubrirás que este barrio tiene estilo propio para todo, incluso para las señales que anuncian los nombres de las calles. Fíjate, son marrones, en vez verdes como en el resto de la ciudad. Sus mercadillos itinerantes también son famosos por ofrecer artículos que nunca imaginarías encontrar hoy en día. Eso sí, prepara la cartera, como todo lo bueno en Nueva York, lo bueno y diferente sale caro. Podrás encontrarlos en Prince Street. Otra opción más económica es el famoso Antique Flea Market, que se asienta todos los fines de semana en Grand Street y Broadway de 9 a 5 de la tarde y que ofrece una gran variedad de antigüedades y random stuff (cosas aleatorias), como dicen aquí.
Personalmente, creo que lo mejor del Soho son sus calles empedradas, su maravillosa arquitectura y los miles de rincones escondidos, pero supongo que estarás pensando, ¿Y qué hay de esa fama de barrio de compras por excelencia? Ahí vamos. El Soho tiene miles de tiendas, lo mejor es perderse en las pequeñas y exclusivas boutiques, no son tan económicas, pero te aseguras que nadie llevara tú mismo outfit (conjunto). Cada vez quedan menos de estas exclusivas joyas, siento decirte que el Soho está sufriendo una importante transformación, víctima de los altos alquileres. Ya no es lo que era, y tiene pinta de que esto no va a cambiar. Una vez más, el aumento del precio de la vivienda y artistas escandalizados por los nuevos números, marcan el rumbo de un barrio neoyorkino.
Hoy en día, poco queda ya de ese estilo bohemio refinado del que tanto tiempo presumió el Soho. El barrio está sufriendo una importante huida de exclusivos negocios y refinadas boutiques. Sin embargo, las tiendas de moda más comerciales (como Zara, H&M, Apple, Abercombrie y Victoria Secret, por ejemplo), así como las marcas históricas (Louis Vuitton, Nicole Miller, Versace, Club Mónaco) se mantienen en sus calles por la fama de otros tiempos.
No me puedo despedir sin pedirte que antes de acabar tu visita pases por el que se considera el heredero del Soho, el barrio TRIBECA. Igual te suena por su famoso festival de cine, peo créeme, esta zona del bajo Manhattan es y será mucho más. La historia se repite. Los mismos creativos que entonces empezaron la vida artística del Soho, hoy viven aquí. En sus manos está, una vez más, la reconversión de un barrio, y en ello están. TRIBECA es hoy en día sinónimo de moda y ha sido invadido de tiendas, galerías de arte y exclusivos restaurantes. Muchos personajes famosos han sabido verlo enseguida. Scarlett Johansson, Heather Graham, Mariah Carey, Justin Timberlake, Meryl Streep, Leonardo DiCaprio o Robert de Niro, son solo algunos de los artistas que ya tienen su casa aquí.
En TRIBECA no solo hay sitio para famosos actores, también para los escenarios de sus películas. No te pierdas la estación de bomberos más disparatada que ha existido, la de los Cazafantasmas. Se encuentra en el 14 N Moore St. y su equipo de bomberos muestra siempre orgulloso la placa que hay en el suelo con el logo de la comedia más taquillera de los años 80.
Como ves, la gran manzana exige renovarse o morir, y no sólo a los que allí vivimos, también a sus barrios. Como la vida misma, en Nueva York, todo pasa y todo vuelve. Solo hay que saber apreciarlo.
Escrito por: Mamen Sala, The Insider en Españoles en Nueva York
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