Un domingo cualquiera en NYC

Cuando le dije a mi amiga Marta que iba a escribir un artículo titulado “Un domingo cualquiera en NYC” y le pregunte qué le inspiraba esta frase, inmediatamente me dijo: ‘bueno, los domingos son el día para redescubrir’. Es cierto. Es un día tonto, en el que o bien no sales de la cama, o […]

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Cuando le dije a mi amiga Marta que iba a escribir un artículo titulado “Un domingo cualquiera en NYC” y le pregunte qué le inspiraba esta frase, inmediatamente me dijo: ‘bueno, los domingos son el día para redescubrir’. Es cierto. Es un día tonto, en el que o bien no sales de la cama, o descubres el yo más explorador que llevas dentro. Si además de ser domingo, vives en Nueva York, el último día de la semana puede ser, sin duda, el más emocionante. Pero si no vives allí, también puedes disfrutar de todo ello viajando a Nueva York

Como acabamos de volver de la Navidades y supongo que todos estamos intentando trampear la cuesta de Enero, voy a intentar ofrecerte planes de insider a bajo coste. Además, el frío ya ha entrado de lleno en nuestras vidas, un detalle importantísimo a tener en cuenta si eres tan poco amante de las bajas temperaturas como yo.

Un domingo productivo comienza con un buen madrugón. Solo así podrás vivir una de las experiencias más exciting de esta ciudad: asistir a una misa Góspel en el barrio de Harlem. Encontrarás muchos oficios en la ciudad a todas horas, pero de todos a los que he asistido, me quedo con el de Antioch Baptist Church, en el número 515 de la calle 125. Créeme, toda una experiencia. La última vez que estuve fue cuando me visitaron mis padres el mes pasado. Como todavía eran víctimas del jet lag, fuimos a primera hora, a las 8:30 de la mañana. Tuvimos la suerte de ser los únicos turistas, supongo que el resto todavía estaba durmiendo y llegarían al oficio de las 11:30am. Muchas guías suelen decirte que asistir a una misa Góspel es gratis, como insider me siento en la obligación de ponerlo en duda. Juzga por ti mismo. Nada más llegar te ofrecerán un sobre en el que se lee Donation seguido de un The minimum is $5, sir”. No es caro, pero no es gratis. No es la primera vez que me obligan a pagar la voluntad en este país, digamos que tienen otra forma de entender las donaciones.gospel, nueva york, harlem, air europa

Cuando entregamos nuestro sobre y estamos a punto de entrar, mis piernas y brazos descubiertos nos lo impidieron. Son muy estrictos con esto, nada de enseñar carne. Os recomiendo que vengáis bien cubiertos. Como dicen ellos dress conservatively (viste un estilo conservador).

Nos habían avisado de que la misa se solía alargar más de dos horas y que no estaba permitido salir hasta que acabara, así que por si acaso nos acomodamos en la últimas filas.  Y entonces pasó. Mujeres y hombres afroamericanos vestidos de gala entonaban juntos canciones al son de sus palmas. Ellas daban las notas altas en los coros, lucían guantes blancos de puntilla y amplios sombreros que cubrían al que se sentaba al lado. Ellos se encargaban de marcar el ritmo con las notas bajas mientras movían el cuerpo a golpe de música religiosa. Una experiencia única.  Hasta mi padre se lanzó con un “Oh yeah, man” cuando el párroco terminó el sermón.

Con el buen rollo con el que te has quedado y si el día no es muy frio (a veces Nueva York nos da una pequeña tregua), es el día perfecto para dar un paseo por uno de los barrios que más me asombró cuando llegue a Nueva York, el Borough Park. Aquí se encuentra la mayor comunidad de judíos ortodoxos fuera de Israel. Tranquilo, no tiene perdida, en cuanto llegues lo sabrás. Pasear por su calles es retroceder cientos de años en el tiempo. De repente la diversidad general a la que Nueva York nos tiene acostumbrados, se reduce a hombres y mujeres vestidos por el mismo patrón que pasean con 5 o 6 niños a ambos lados. Esta comunidad cuenta con 600.000 personas y siguen sumando añ0 tras año.barrio judio, nueva york, air europa

El domingo es el mejor día para visitar el barrio porque todas las familias salen a la calle. Venir un sábado no tendría sentido. Es el día que celebran el Shabat y tienen prohibido trabajar, por lo que casi todos los comercios cierran y hay poca actividad. Lo que más llamó mi atención fueron los peinados de las mujeres, a los de ellos ya me he acostumbrado porque los hombres se mezclan más con el resto de neoyorkinos. Recuerdo que se lo comenté a mi madre. Enseguida un amigo que estaba de visita con nosotros nos sacó de dudas: son las mujeres casadas de la comunidad. Los judíos consideran que el pelo resalta la sensualidad de la mujer, algo de lo que solo debe disfrutar su marido, por eso, cuando se casan cubren su cabeza con pelucas y pañuelos. Ya verás. ¡Da la sensación de que todas las mujeres son increíblemente iguales!

Ojo, el barrio es muy seguro pero lo que para nosotros puede ser un espectáculo digno de fotografiar, para ellos es su estilo de vida y son muy reacios a las fotos. Si levantas la cámara puedes tener problemas.

Si ese día la lluvia arruina tu visita al barrio, tranquilo, tengo otras alternativas. Como la majestuosa Grand Central Terminal, o Grand Central Station como la conocen muchos, haciendo referencia a la antigua estación sobre la que está construida. Un templo a la grandiosidad situado en el 89 East de la calle 42. Lo más recomendable es entrar cuando el sol todavía ilumina su tejado, y salir cuando haya anochecido y puedas apreciar el espectáculo de la plaza más concurrida del mundo, Times Square. Los monumentales carteles de neón harán que te sientas el protagonista de uno de los musicales de Brodway que anuncian.Estación central, nueva york

Con casi 50 andenes funcionando diariamente es considerada una de las estaciones más grandes del mundo. ¡Cada día pasan por aquí alrededor de 330.000 personas! Un lugar con un aura especial, algo que han sabido ver muchos directores de cine a lo largo de los años. Algunos la hicieron saltar por las aires, como en la película de Armageddon, en 1998; otros supieron aprovechar absolutamente todo lo que ofrece la estación, como los protagonistas de la serie Mad Men. El Oyster Bar que encuentras en el semisótano de la estación es el lugar donde un apuesto Don Draper y su compañero de fatigas, Roger Sterling, solían disfrutar de unas buenas ostras antes de coger el tren para regresar a casa.

Y de estaciones va la cosa, porque el último plan para un domingo cualquiera pasa por el imponente edificio de Santiago Calatrava inaugurado recientemente: El Oculus – ojo gigante- en el World Trade Center. Forma parte del proceso de reconstrucción del bajo Manhattan tras el atentado del 11-S. Hacer realidad esta construcción ha sido un proceso largo (12 años de obras) y polémico por el elevado coste del proyecto. Pero por fin es una realidad. Tengo la suerte de vivir muy cerca, así que desde que empezó el frío muchos de mis domingos los paso aquí y cuando te cuente el plan lo vas a entender enseguida. Es fácil llegar a los bajo cero en Nueva York, así que si encuentras un sitio como el Oculus que ofrece planes para todo un día y sin pisar la calle, no es mala opción. La mejor forma de empezar pasa por tomar un café italiano en Eataly, una fusión entre supermercado de lujo italiano y restaurante. Todo muy rico, a la par que carísimo. Recorre la estación y disfruta de las exposiciones itinerantes que suelen pasar por aquí (hay que amortizar con el alquiler del espacio lo mucho que se ha invertido en este proyecto), así como de las tiendas que rellenan los tentáculos de este imponente edificio: Victoria Secret, Apple, Moleskine, son solo algunas de ellas. Encontrarás muchas de estilo europeo y a precios asequibles. La oferta para el Brunch no es muy extensa pero si accedes por la entrada cercana al rio Hudson encontrarás algunas opciones interesantes.

Que mejor que acabar el domingo con una buena película en un cine en el que, créeme, te sentirás como en casa. A simple vista, sus salas pueden parecer normales, pero cuando te sientes y aprietes el botón que hay a la derecha de tu asiento entenderás que no lo son. Sus asientos son tumbonas que te permiten disfrutar de la película en posición completamente horizontal. ¡Como si estuviera en mi sofá! Para terminar y de nuevo sin tener que salir del complejo, a mí me gusta despedir el domingo con un vino y unas tapas en el nuevo restaurante español que han abierto en la zona, Amada. Como ves, un domingo cualquiera en Nueva York puede convertirse en un día interminable e increíble, esas cosas que solo pasan en la gran manzana.

Escrito por: Mamen Sala, The Insider en Españoles en Nueva York 

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